A veces veo que la gente empieza nuevos proyectos. O que empiezan a armar proyectos en línea. Que de repente existe algo que no existió el día anterior. Y me pregunto cómo le hacen. O me pregunto muchas cosas y me gusta leerlos en el ciberespacio mientras piensan y mientras contemplo esta manera que tienen las cosas de empezar a existir de un momento a otro, sin previo aviso, es cambio constante. Una suerte de magia, se me hace. Me agrada ver los pensamientos de mis amigos, ver como empiezan a pensar en el momento de sentarse a escribir. Yo que le tengo mucho temor al medio cibernético. O yo que siento un temorcito relacionado con todo lo público, con esto que es publicarse o hacer público algo que antes no era tan público. Ahora estoy sentado en un aeropuerto, un lugar intermedio en la ruta hacía mi casa. Hay un señor que está viendo un video en Youtube y no usa audífonos. No quiero ser el tipo de persona que se moleste cuando las demás personas escuchen su música sin sus audífonos. Paso harto tiempo pensando en el tipo de persona que no quiero llegar a ser.
Cuando veo que la gente empieza nuevos proyectos, me da ganas también de lanzar cosas, pero me dudo constantemente aún así cuando comienzo proyectos: ¿qué nos ha hecho pensar que tenemos algo que decir? ¿Por qué seguimos escribiendo, creando, haciendo, armando, desarmando, olvidando, recordando? ¿Por qué, Janet? Otra vez, estoy pensando en tí y siento que no tengo ningún derecho de hacerlo. Que pienso en todas las razones por las que debería de callarme. Hoy no pude conciliar el sueño. Me duele la cabeza. Estoy durmiéndome en una cama en la que no quisiera estar y empiezo a pensar y los pensamientos se vuelven un huracán y pienso en tu cuerpo, en donde podría estar, pienso en todas las cosas en las que no debería de pensar. Pienso que no, no tengo ningún derecho y estoy pensando y dando vueltas y cansado y no puedo dormir. Pienso que alguien te debe de buscar. Que deberíamos de estarte buscando. Pero es que son tantos los que ya no están. Hay lazos pero debe de haber más. Hay puentes pero debe de haber más. Hay mares y ríos y frente a ellos hay muros y cercas y rejas y los poetas escriben poemas demasiado lindos sobre los mares y los ríos, y los poetas bailan porque el estado dice que deben de bailar y los aplaudimos a esos poetas que declaman poemas frente a un mar totalmente rejado. Un país es un congelador. Un país es una casa sellada herméticamente contra todo lo que le es exterior.
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